Nuestra Señora de Belén, que acunas en tus brazos a Jesús Niño: Hoy queremos tener un corazón de niño, para acunarnos en tu regazo. En nuestra niñez acompañaste nuestros pasos vacilantes, hoy volvemos gozosos a sentirte con la alegría del caminante que regresa a casa. Santa María de Belén, no hay pan en nuestra alforja, no hay agua en nuestro cántaro, sólo tenemos ansias de amar a Jesús como lo amas tú. Madre Nuestra, tú que viviste día a día en la fe y en la esperanza, inunda el corazón y la mente de quienes siguiendo la estrella, hemos llegado hasta Belén. Amén.
En la vida hay que pasar páginas, cerrar libros y a veces hasta clausurar bibliotecas.